jueves, 30 de octubre de 2008

Renunciar y obedecer

La Palabra de Dios es clara cuando nos dice
que a veces hay caminos que parecen de vida,
pero que su final es de muerte...

No es una palabra de amenaza, ni mucho menos
para usarla para infligir miedo y acoso...
Es una verdad universal y eterna...


Muchas veces caminamos nuestros propios caminos
torcidos, que no son del agrado de nuestro Dios...
Cometemos errores garrafales cuando sabemos a ciencia
cierta que los estamos cometiendo... y ponemos barreras
en la comunicación entre nuestro creador y nosotros...

Para quienes conocemos cara a cara al Dios verdadero
es algo innegable, que cuando estamos en pecado... lo sabemos
y aunque querramos esconderlo... siempre sale a luz...
Y aún así, la misericordia de Dios es infinita, y nos da el chance
de recapacitar... como cualquier padre... a su hijo... el nos espera
nos mira de lejos y nos dice "a ver, si este patojo se arrepiente de su pecado...
a ver si realmente... como dice... es hijo mío... y conoce mis pensamientos"

Y yo lo he sentido muchas veces... y aunque de la espalda,
sus ojos clavados en mi nuca, me dicen que se que es lo que debo hacer
y que lo haga ya... que no espere...

Mi camino debe ser entonces de "obediencia", no a lo que se ve
a lo que se oye alrededor, sino a la voz de Dios hablando a mi espíritu...
caminar, aunque sea negandome a mi misma, aunque signifique el máximo dolor
que haya enfrentado en mi vida... y negarme a vivir en pecado...

Dios es más importante que cualquier otra cosa... si le damos la importancia
a otras cosas y negamos a Dios... entonces habremos perdido el rumbo...
si de donde fuere, volteamos a ver a Dios... reconocemos nuestro pecado...
y nos apartamos de él... entonces... habremos alcanzado misericordia
y aunque nuestro pecado hubiera sido "rojo como la grana",
Dios transformará nuestras vidas, y las convertirá en "blanco como la nieve"

No dejes de escuchar la voz de Dios...

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