domingo, 6 de julio de 2008

Sin Dudas...

http://www.victorynetwork.org/ArtFile/David&Goliath.jpg

Las cosas que sin duda hicieron grande al más importante rey que se menciona en la Biblia, son fundamentos básicos, cosas que pasamos muchas veces inadvertidas, pero la suma de ellas, dieron como resultado que Dios le diera un nombre específico: "un hombre de acuerdo a su corazón".

Para David, nunca hubo dudas de quien lo respaldaba. Él pequeño pastorcillo de ovejas y cabras, descubrió en su soledad, una relación con un ser todopoderoso. Ahí en las lomas, mientras quizás pasaba noches de frío, descubrió que había un Dios que todo podía y que con El nada era imposible. Y es así que nos narra la Biblia, que cuando las fieras se acercaban a sus manadas, el salía en el nombre de su Dios, y las derrotaba.

Todos sus hermanos fueron guerreros pagados al servicio de un rey material, humano, finito. Todos se escondían tras armaduras, tras armas, tras artilugios humanos. Sin embargo cuando el profeta Samuel, fue señalado a ungir al próximo rey de Israel, se le indicó que se acercara a la casa de Isaí y que de entre sus hijos, saldría el próximo rey de Israel, el más grande... Y cuando el profeta se acercaba, Dios le instruyó... le dijo que El le diría a quien ungir... con las instrucciones específicas de que "no viera lo que los ojos humanos veían... porque Dios veía al corazón", y es así, que entre guerreros y hermosos, Dios escogió al pastorcillo de ovejas... al más pequeño, quizás el más débil y escuálido...

Y todo esto nos habla de una "relación maravillosa" donde Dios conocía a David, y David conocía a Dios. Al punto que ambos confiaban entre ellos mismos. Dios sabía de las capacidades de David y David conocía del poder infinito de su Dios. Muchas veces hemos usado el ejemplo, de David y Goliat, como una historia que le contamos a los niños, como un ejemplo del débil contra el fuerte, pero lo que en sí esconde esta historia, va más alla de la fuerza, va más allá de una simple historia para darnos ánimos... esconde, dentro de sus raíces, el lazo inquebrantable de un hombre que le creyó a su Dios hasta las últimas consecuencias... y de un Dios... que le respaldó en todo momento.

Acá las armaduras salieron volando... acá las armas estuvieron de más... las soluciones humanas se habían acabado... no había esperanza... y me imagino... que Saúl, el rey de turno pensó... "qué más podemos perder, si de todos modos el gigante este nos va a matar... pues mandemos al niño". Es así... muchas veces que pensamos los humanos... "ya no queda nada que hacer humanamente... entonces recurramos a Dios" que equivocada manera de pensar... que forma más absurda de enfrentar la vida...

Debemos saber que nuestra primera opción debe ser Dios. Confiar en él, ante todo y contra todo. Saber que El está ahi... ha estado ahi y estará ahi siempre. La confianza, el respaldo, el dejarnos caer de espaldas y saber que sobre todas las cosas el tiene la respuesta, lo lograremos, cuando como David hizo, desarrollemos una íntima comunión con él. Cuando lo incluyamos en nuestra vida, y en nuestros planes, cuando reconozcamos que sin El no podemos hacer nada.

Y entonces nuestros gigantes se volveran enanos, y saldremos diciendo como dijo David, al enfrentar a Goliat:

"Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a los que has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos."
1 Samuel 17:45-47


No hay comentarios: