sábado, 16 de agosto de 2008

Con Dios no hay vuelta atrás

Cuando nos tomamos de la mano de Dios, no hay vuelta atrás. La vida se transforma y todo toma sentido. Dejamos muchas cosas atrás, sin embargo, nuestra esencia permanece intacta. Porque Dios es un caballero, no nos forzará nunca, ni nos ahorillará a ser como no somos.

El nos ha creado con características únicas, el buen humor, la alegría, el amor, la dulzura, la seriedad, el formalismo. Esas cosas el nos las puso por que asi le plació hacernos, fue su diseño, fue su plan, y esas cosas tienen que seguir ahi.

Sin embargo, hay otras cosas que vamos añadiendo a nuestra vida que son lastres que no nos permiten un crecimiento espiritual, y cuando la luz de Dios entra a nuestras vidas, esas cosas resplandecen y salen, y muchas veces son tan poco atractivas que nos hacen ver como un diseño incompleto, sucio y desordenado.

La reflexión entra en juego y la meditación de poder crecer, sin ataduras ni complejos, ni cosas que andemos arrastrando, y empieza la transformación. Y al final del camino, cuando llevamos un tiempo bueno de la mano de nuestro Dios nos damos cuenta que lo bueno se afianzó y lo malo se extinguió.

La vida en Dios es completamente gratificante. Y no quiero sonar a fanática religiosa, no. Es simplemente, dejarnos guiar por la senda que el ha establecido en nuestras vidas y si lo hacemos bien, si la plana nos sale limpia y correcta, la calificación será de estrellita, carita feliz y un 10/10.

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